sábado, 28 de junio de 2014

El Martí de Todos.

Por: MSc. Enma Colina Bruzón.

El Apóstol de Cuba, fue para el mundo un referente por su legado y visión futurista, en lo personal tuvo la virtud de cultivar amigos y conservarlos, cuestión esta que lo develó como un ser solidario y amigo excepcional. Siendo un adolescente, en el colegio encontró a su compañero y gran amigo Fermín Vades Domínguez, por quien fue a presidio responsabilizándose por aquella carta acusatoria de apostasía donde enjuiciaba a un colega por haberse afiliado al cuerpo de voluntarios españoles.

Las puertas de México, le fueron abiertas al Mayor de los cubanos por su amigo Manuel Mercado en 1875, a quien luego Martí le confiara su carta del 18 de mayo de 1895, la que se convirtió para la posteridad en testamento político.

El generalísimo Máximo Gómez Báez, fue cercano amigo, quien le encomendó por un tiempo a  su hijo Panchito en los Estados Unidos y este lo quiso como propio. Al dominicano le dijo Martí en aquella carta memorable del 20 de octubre de 1884. General, no  se dirige a un ejército como se manda a un campamento, luego de haber tenido días antes diferencias en la organización de la Guerra Necesaria y concluye esa misiva diciéndole: No tengo ni voluntad ni paciencia para andar husmeando intrigas ni deshaciéndolas, no sirvo más que al deber y con él seré lo suficientemente poderoso. Muy cerca del comienzo de la contienda le llamaba amigo queridísimo.

La autora del libro. El Martí que yo conocí, Blanche Zachari de Baralt, amiga de Martí, dijo de él… tenía el arte de cultivar amigos y conservarlos…

Se haría extensa la lista de amigos que tuvo Martí, me he referido a los más cercanos, entre los que también se destacan. Carmen Miyares Peoli, su amantísima madre Leonor Pérez Cabrera y Juan Gualberto Gómez.


La solidaridad con los hombres, mujeres, amigos y amigas de su tiempo demostrada por Martí en su extenso epistolario y en las acciones que tuvo para con todos y todas son hoy ejemplos de excelentes relaciones interpersonales que fue capaz de sostener en el hacer cotidiano, durante su corta, pero fructífera vida, su máxima ante este tema es. La amistad es el crisol de la vida.

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