lunes, 30 de junio de 2014

Domingo de misiones, domingo de pueblo.

Por Liborio

Hacia  INO,  sector de Mamera de la parroquia Antímano en el Distrito Capital se dirigieron este domingo los misioneros cubanos en Venezuela. Tres pueblos se unieron para darle un gol a la pobreza extrema. Esta comunidad integrada fundamentalmente por indocumentados colombianos y venezolanos muy pobres que “viven matando tigrito” (trabajo eventual), pues sus condiciones de empleo son muy precarias. En este escenario, se abocaron las misiones en pleno  para dale un vuelco a la situación. Conmovedoras historias relatadas por personas que no tienen conciencia de sí misma, instalada en su mente la pobreza no les permite visualizar que al bajar el cerro hay un centro de salud totalmente gratuito y conviven con enfermedades como la anemia crónica, la hipertensión arterial  entre otras.

La solución está en camino, las condiciones topográficas del lugar no permiten  un módulo convencional de base de misiones, pero de todas formas allí estarán las misiones para darle duro a la pobreza, sin distinción de género  y nacionalidad, porque los que allí se ha domiciliados son tan pobres de la tierra y tan nuestro americanos, que con ellos hay que echar nuestra suerte, y no habrá arrollo ni mar, pero si la voluntad de una revolución que decidió hace ya quince años echar su suerte con los pobres de la tierra de este continente. Ese fue el espíritu de nuestros médicos, de nuestros deportistas y cultores que juntos, cerro arriba y cerro abajo dieron este domingo una dura estocada al llanto y la lamentación, al dolor y la tristeza.


No basta ahora con el domingo de misiones, aunque es un paso importante, de la mano de la salud y del deporte debe ir la tranquilidad ciudadana y  la paz para entender la vida nueva que se construye.  El trabajo como forma liberadora del hombre tiene que entrar allí; no basta con “millones de tigritos a matar”  para superar la pobreza. La misión Saber y Trabajo y Barrio Nuevo, Barrio Nuevo Tricolor tienen un reto tremendo, para dar solución al  enorme problema de vivienda del lugar - una gran ranchería -, pero sobretodo la legalización de los colombianos allí residentes impedidos de tener un trabajo decente, los que son presas fáciles de la precariedad laboral y del crimen, hijos del despiadado orden capitalista que les arrebata plusvalía y les devuelve pobreza. 

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