Por Liborio
Hacia INO,
sector de Mamera de la parroquia Antímano en el Distrito Capital se
dirigieron este domingo los misioneros cubanos en Venezuela. Tres pueblos se
unieron para darle un gol a la pobreza extrema. Esta comunidad integrada
fundamentalmente por indocumentados colombianos y venezolanos muy pobres que
“viven matando tigrito” (trabajo eventual), pues sus condiciones de empleo son
muy precarias. En este escenario, se abocaron las misiones en pleno para dale un vuelco a la situación.
Conmovedoras historias relatadas por personas que no tienen conciencia de sí
misma, instalada en su mente la pobreza no les permite visualizar que al bajar
el cerro hay un centro de salud totalmente gratuito y conviven con enfermedades
como la anemia crónica, la hipertensión arterial entre otras.
La solución está en camino, las
condiciones topográficas del lugar no permiten
un módulo convencional de base de misiones, pero de todas formas allí
estarán las misiones para darle duro a la pobreza, sin distinción de
género y nacionalidad, porque los que
allí se ha domiciliados son tan pobres de la tierra y tan nuestro americanos,
que con ellos hay que echar nuestra suerte, y no habrá arrollo ni mar, pero si
la voluntad de una revolución que decidió hace ya quince años echar su suerte
con los pobres de la tierra de este continente. Ese fue el espíritu de nuestros médicos, de nuestros deportistas y
cultores que juntos, cerro arriba y cerro abajo dieron este domingo una dura
estocada al llanto y la lamentación, al dolor y la tristeza.
No basta ahora con el domingo de
misiones, aunque es un paso importante, de la mano de la salud y del deporte
debe ir la tranquilidad ciudadana y la
paz para entender la vida nueva que se construye. El trabajo como forma liberadora del hombre
tiene que entrar allí; no basta con “millones de tigritos a matar” para superar la pobreza. La misión Saber y
Trabajo y Barrio Nuevo, Barrio Nuevo Tricolor tienen un reto tremendo, para dar
solución al enorme problema de vivienda
del lugar - una gran ranchería -, pero sobretodo la legalización de los
colombianos allí residentes impedidos de tener un trabajo decente, los que son
presas fáciles de la precariedad laboral y del crimen, hijos del despiadado
orden capitalista que les arrebata plusvalía y les devuelve pobreza.
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