Por: MsC: Enma Colina
Bruzón.
José Martí tuvo la
oportunidad de visitar algunos países del continente americano como: México, Guatemala, Venezuela y
los Estados Unidos, en ellos pudo apreciar la desigualdad existente en todos los órdenes, al respecto
dice Martí. En América, pues, no hay más que repartir bien las tierras, educar a
los indios donde los haya, abrir caminos por las comarcas fértiles, sembrar
mucho en sus cercanías, sustituir la instrucción elemental literaria
inútil,…con la instrucción elemental científica,…y esperar a ver crecer los
pueblos.
El siglo XXI ha traído a la
América cambios en su devenir histórico, los gobiernos en muchos países como
Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Argentina y Uruguay han mantenido políticas
democráticas que favorecen a los sectores populares con escasos recursos, las
campañas de alfabetización, las misiones de salud, cultura, apoyadas por Cuba,
entre otras han llevado a estos pueblos luces de esperanza y vida. Integración
es lo que necesita la América en medio de tanta diversidad de etnias,
religiones, clases sociales, no
abogando por la unanimidad, sino por el consenso que permita la viabilidad de
un continente que despierta ante los desafíos de un mundo polarizado,
egocéntrico, donde la primera y última palabra la dice el presidente de turno
de los Estados Unidos. La contextualidad de lo que sucede fue expresada por
Martí, cuando refiere:
De todos sus peligros se va salvando la
América. Sobre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley
del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa local y sublime,
los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un coche de mulas,
ponen coche de viento y de cochero a una pompa de jabón; el lujo venenoso,
enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero.
Despierta la América en este
siglo lleno de luces y esperanzas, los pueblos en este minuto siguen
necesitando líderes que estén comprometidos con ellos que sirvan de guías ante
los desafíos latentes: el hambre, la desnutrición, la insalubridad, el exceso
de opulencia, las enfermedades mortíferas, las ausencias de atenciones de salud
y educación adecuadas, las desigualdades ante las esperanzas de vida en
general, así como la subcultura en que han estado sumidos durante siglos no les
ha permitido alcanzar los niveles adecuados para la existencia humana en
condiciones de equidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario