Junto a su madre y sus dos sobrinas en marzo de 1992
Por Rouslyn Navia Jordán
¿Cómo nace un héroe? ¿De qué arcilla están hechos los hombres que
despiertan la admiración de sus semejantes y se convierten en paradigmas? ¿Será
que la diferencia la hace la propia vida y el entorno en que crecen? ¿Acaso la
diferencia la determinan los valores que les inculcan la familia, la escuela y
la sociedad en que se desarrolla su existencia?
Preguntas interesantes que nos hacemos todos y Gerardo Hernández Nordelo, el cubano joven
al que nos aproximamos con estas pinceladas, nos responde desde su injusta
prisión con la sencillez habitual.
«Pero si bien el hogar y la familia influyeron considerablemente en mi
formación, pienso que mi paso por el Instituto Superior de Relaciones
Internacionales (ISRI) fue esencial en ese sentido. Allí no solo tuvimos un
claustro de profesores de lujo, sino que coincidí con un grupo de compañeros de
los cuales aprendí muchísimo.
«Algunos venían de la Facultad Obrera y eran mayores que los que
acabábamos de terminar el Pre. Había militantes del Partido, dirigentes
sindicales, y algunos hasta habían cumplido misiones internacionalistas. “Los
viejos”, como les decíamos, ingresaron al ISRI para ser estudiantes a tiempo
completo, y se convirtieron en verdaderos formadores para aquel grupo de muchachos
de menos experiencia que veníamos de preuniversitario. Entre los jóvenes
también los había con tremenda trayectoria como líderes estudiantiles,
Vanguardias Nacionales, y la interacción con todos ellos fue esencial en mi
formación.
«Fueron dos escuelas paralelas, la de Relaciones Internacionales, y la
de ética, política, ideología, moral, que fue el resultado de pasar seis años
de mi vida compartiendo todo tipo de experiencias con ese grupo al que tanto
agradezco y del que tan buenos recuerdos tengo.
«Siempre me inspiraron los héroes y mártires de nuestra historia, y de
manera muy especial los de la historia más reciente. Los jóvenes de la
Generación del Centenario, los combatientes de la Sierra y del Llano, los de
Girón… Me ha inspirado siempre el ejemplo del Che, por supuesto, y los de
Fidel, Raúl, Almeida…
«Me inspiran los héroes anónimos de nuestra Patria, los de ayer y los de
hoy, algunos que he tenido oportunidad de conocer, y otros que nunca conoceré,
pero sé que existen. Cuando uno se encuentra en una situación como la nuestra,
necesita inspiración desde que abre los ojos todos los días, porque nunca se
sabe lo que nos va a deparar la jornada, y lo nuestro ya pasa de 15 años; así
que, saquen la cuenta…
«Me inspiran las cartas y demás muestras de solidaridad que,
constantemente, recibimos. Me inspiran todos los patriotas, nuestros
combatientes internacionalistas, los médicos, maestros y demás colaboradores
que cumplen nobles misiones en los más diversos rincones del mundo. Me inspiran
los deportistas que defienden los colores de la bandera. Los bailarines,
músicos y artistas en general que recorren el mundo poniendo en alto nuestra
cultura.
«Me inspiran todos los cubanos que, aun residiendo fuera del país, no se
montan en el carro del odio ni se prestan para el jueguito de denigrar y
agredir a su patria. Me inspira el viejito que hoy a lo mejor tiene que pasar
trabajo vendiendo maní en una esquina porque su pensión no le alcanza, pero
sigue apoyando la Revolución, porque ve el vaso medio lleno, y no medio vacío.
«Y créanme que no es muela. Cuando abro un periódico y leo lo que dijo
Viengsay Valdés sobre lo importante que es Cuba para ella, eso me inspira.
Cuando leo la historia de la muchacha que pidió un lote de tierra lleno de
piedras y de marabú, y hoy es una productora destacada de alimentos, me
inspira. Me inspiré cuando leí sobre el ponchero en Las Tunas que en su negocio
daba prioridad a las ambulancias y no les cobraba. Todo eso me estimula, porque
me reafirma en la convicción de que uno no se ha sacrificado por gusto, y de
que, aunque hayan algunos que se desalienten, siempre habrá muchos otros
cubanos dispuestos a llevar la antorcha, y a poner su cuota de sacrificio no
solo para sobrevivir, sino para seguir resolviendo nuestros problemas, y para que,
con permiso de Pablo, esa sociedad que no es perfecta, se acerque cada vez mas
a lo que simplemente soñamos».
No hay comentarios:
Publicar un comentario