Por Liborio
La imagen del doctor José
Gregorio Hernández, aparece en Caracas por doquier. Este sábado 27 de
septiembre de 2014, nos encontramos con una imagen a escala en los Naranjos, la
parroquia La Vega. La casualidad puso exactamente en ese lugar, bajo el mismo espíritu de insigne médico de los pobres de Venezuela,
a los compañeros de la misión especial
que lleva su nombre. Y es que su espíritu acompaña, al pequeño equipo de la
misión que dirige en el Distrito Capital, que dirige el Dr. Yosvany Lechuga quien al igual que José Gregorio
lleva la solidaridad humana como principal indicador de su acción. Este sábado
la misión logro contactar 19 pacientes con diferentes discapacidad, siendo la
discapacidad motora la de mayor incidencia por la alta accidentalidad que
padece la sociedad Venezolana, sobre todo dentro del grupo social conocido como
motorizados.
La misión José Gregorio
Hernández, incluye y asiste con ayudas aquellas personas que padecen de una
discapacidad de carácter permanente, ya sea física, síquica, motora, auditiva,
visual, entre otras, e incluye atención a las personas que necesitan
dializaciones, su labor también incluye la formación de facilitadores y
pacientes en entrenamientos para que las personas se incorporen a la sociedad y
desarrollen una vida plena. Próximamente
se realizará desde el 26 de octubre hasta el 26 de noviembre el “III casa a
casa a casa nacional de personas con discapacidad”. Ya se realizan la
preparación de los misioneros, misioneras, miembros de la UBCH, los consejos comunales y
de cuantos actores se incorporen a esta noble misión, que pretenden llegar al
100% de las personas discapacitadas de y así poder dotarlos de parte el estado
venezolano de las ayudas técnicas necesarias para valerse por sí mismos.
Y no puede ser de otro modo, y es
que José Gregorio Hernández, caló muy hondo en la sociedad venezolana con su
ejemplo y altruismo ; canonizarlo y
venerarlo como un santo fue el mejor homenaje de la sociedad venezolana a este hijo insigne de
su patria y que hoy continua con los misioneros y misioneras de esta misión
tiene que llegar hasta lo más hondo del dolor humana, como hiciera aquel
legendario hombre de pueblo, que no tuvo descanso y que se entregó a los pobres
de su tierra sin más premio o paga que la satisfacción de cumplir con el
sagrado deber de curar a los necesitados. Esta es la divisa de estos y estas
misioneras del pueblo, que tienen ante sí el difícil reto de ser como José
Gregorio Hernández el médico de los pobres.