Por: MsC: Enma Colina Bruzón
El héroe cubano tuvo la
oportunidad de apreciar el nacimiento de dos Repúblicas, la cubana en 1869 y la
española en 1873, de ambas tiene artículos de meritoria importancia, entre
ellos: La República española, ante la
Revolución cubana. Estando en España nace esa forma de gobierno, que
alterna hasta nuestros días con la monarquía, sobre el tema refiere Martí: Para
el trabajo queremos la república, para atender al problema grave, que es el de
dar ocupación real y suficiente, desde el arranque del país libre, a las
inteligencias y aspiraciones malcriadas en los ejercicios ya inútiles de la
colonia.
La República que soñó el
maestro, no fue posible al menos durante el siglo XIX en la América, la
independencia bolivariana no trajo el bienestar, ni la prosperidad para los
pueblos y naciones liberadas de la colonia española y estos países se
convirtieron en su mayoría en neo
colonias dependientes de los Estados Unidos, con sistemas proteccionistas y
arancelarios en los intercambios comerciales con altas desventajas para los
países del sur. El cubano tenía una visión del actuar republicano de los
gobiernos entreguistas del continente, al respecto expresa: Las
repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los
elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar
con ellos. Gobernante en un pueblo nuevo, quiere decir creador.
El despertar de los pueblos
sudamericanos ha tenido fieles exponentes en líderes populares que han logrado defender lo
autóctono, ser independientes en el orden económico, así lo han demostrado en
la segunda década del siglo XXI, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, sus
presidentes y presidenta, trabajan por lograr verdaderas autonomías nacionales,
hacer uso de las riquezas naturales y materiales en función de una pueblos con
diferencias en las posibilidades de percibir y obtener los medios de vida, esa desproporción la
aborda el Apóstol así: El afán desmedido por las riquezas
materiales , el desprecio de quien no
las posee, el culto indigno a los que la logran, sea a costa de la honra, sea
con el crimen, ¡brutaliza y corrompe a las repúblicas!.
Siglos de ignorancia, saqueo
y robo desmedido de las riquezas de los países del cono sur han marcado la historia de un continente que
ha dicho basta y ha echado a andar para lograr de las repúblicas verdaderos referentes para sus habitantes y hacer
realidad la afirmación martiana de: Injértese en nuestras repúblicas el mundo;
pero el tronco ha de ser de nuestras
repúblicas.
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