sábado, 26 de julio de 2014

La Religión en José Martí.

Por: MsC. Enma Colina Bruzón.
                             
En nombre de Cristo y con la cruz a cuestas se han cometido miles de hechos vandálicos, desde la propia cruxificación del redentor, las cruzadas, las colonizaciones, asesinatos, invasiones sangrientas, entre otros contrarios a la prédica cristiana que deshonran a los autores y desacreditan  la fe que profesan. Hoy el estado de Israel establecido en tierra santa comete genocidio con sus vecinos de Palestina.
La posición religiosa del Apóstol de Cuba, está vinculada a un sólido concepto, el Martí contra la Iglesia, contra el papado, contra las fuerzas del clero en todas las religiones, sin embargo es también el Martí respetuoso de la religiosidad practicante, de una tolerancia sin límites hacia la religiosidad auténtica, fue un ferviente admirador de los religiosos que revolucionaron la Iglesia, como el Padre McGlynn y sobre todo, vinculado a los religiosos que asumen posiciones radicales.
Martí se pronunció por la Iglesia nueva al respecto considera:
 Una Iglesia donde se levanten las almas pero no con limosnas que envilecen, sino con modelos nobles, con las artes del ejemplo… una Iglesia que  reúna en templos a los redentores de los hombres, y sus estatuas, y sus estatuas colocadas en nichos, donde se comenten las virtudes de los héroes, con un santoral nuevo…; una Iglesia portentosa, natural, que se está levantando del pecho de todos los hombres a la vez…única, inexpugnable y hermosa, adonde irán a parar como zorras encadenadas, todas estas Iglesias y proclama a la Iglesia nueva, que reemplazará a la que se va. (t.10, p.60; t.10, p.188,  t.12, p.116). (Obras Completas).
 La visión martiana de la nueva religión y la nueva Iglesia se asemeja a la de Lutero cuando enfrenta al catolicismo, no se pronuncia por la desaparición de la fe cristiana, ni de la institución responsable de difundirla y fraccionarla, sino una sustitución de los mecanismos viciados, dogmáticos, para ubicar lo original, para introducir lo nuevo, lo natural, racional, bello, virtuoso, libre, fraternal, humano. Martí fue valiente al  condenar las leyes esclavizantes y las corrupciones eclesiásticas, a la vez descubrir elementos ricos de verdad y virtud en la fe cristiana, llama a los cristianos y a las Iglesias a la ubicación terrenal, al desentrañamiento histórico, a la búsqueda de la justicia, al establecimiento de la paz, al ejercicio del decoro, a la práctica de la virtud.
 Al héroe cubano nada humano le fue ajeno, desde aquel acto de injusticia que vio en su niñez al azotar a un negro, hasta la guerra que organizó, la  califica de necesaria, breve y generosa: “Con todos y para el bien de todos”, poniendo alrededor de la estrella en la bandera nueva el amor como fórmula de triunfo, para independizar a su pueblo, por el cual ofrendó su vida. Una guerra sin odios ancestrales, no podían venir tales preceptos de alguien que no fuera consecuente con el bien al prójimo y con el cumplimiento de los postulados a través de sus convicciones. La religiosidad martiana se distingue de los cánones de su época por las siguientes posiciones cristianas muy peculiares en los rasgos distintivos de su personalidad, que semejan y difieren de los preceptos de la Iglesia Católica. El ser religioso está entrañado en el ser humano, consecuente con él. Predicar con el ejemplo la honestidad, demostrar que el mejoramiento humano existe. La práctica consecuente de la utilidad de la virtud, El ser útil como atributo de nobleza. Cristo solo en la idea del bien.



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