Por Liborio.
Hasta el nombre del
municipio suena opresivo, Calabozo en el Estado Guárico. Después de muchas horas de
viaje llegamos al municipio Francisco de Miranda a la comunidad Rafael de
Urdaneta, este domingo pasado, 13 de julio de 2014. Es Guárico pintoresco,
Calabozo le da la bienvenida a los llanos a los que viene del norte, por el
borde de una represa gigantesca de un lago igual de gigante. Como todo Domingo
de Misiones el ajetreo de los participantes; al llegar nos pusimos en función.
Una bella doctora y una
enfermera fueron el equipo que acompañó Liborio; la primera visita del “casa a casa”
un rancho, se realiza la consulta en el brocal del pozo, sencillamente no cabe
ni un alfiler en aquel maltrecho lugar. El niño padece de desnutrición, tiene
anemia y se ve muy débil, a pesar de que la madre se refiere que se alimenta
bien para proveerlo con la lactancia materna. La doctora indica complementarios al niño y la enfermera
le orienta recoger suplementos para la madre. Toda una mañana y la madre no fue
a realizar los exámenes ni recoger lo indicado. Y es que la pobreza tiene una
expresión que no siempre se nos revela en su estructura, se instala en la mente
de las gentes y le es muy difícil de superar. Vimos muchas cosas feas allí pero la vocación de muchos de
resolver la situación.
Después fuimos con la
familia Lara. Allí participamos en una nueva tipología de clase de medicina de
los estudiantes venezolanos que estudian en pregrado y postgrado, medicina
integral comunitaria, todo un mosaico de clases y años académicos en un mismo
ejercicio. A cada uno se le orientó previamente una actividad de acuerdo a su
grado. Desde la caracterización de la familia, el diagnóstico clínico como
método supremo y el estudio sociodemográfico de aquella familia. En la clase
participan todos con gran objetividad a pesar de lo adverso de la situación. En
la familia conviven varias generaciones, refieren, que se trasmiten las amargas
experiencias, sacudidas a golpe de alcohol cuando los mayores logran “matar
tigritos” como jornaleros agrícolas. La señora Lara cabeza de visible de la
familia es hipertensa, y tiene problemas gástricos, producto del estrés que le
produce la pobreza y el incierto porvenir de su familia.
Allí queda mucho por hacer
para dignificar estas gentes. El trabajo agrícola estable y remunerador que le
pueda proveer de empleo digno a esta comunidad; la misión Agrovenezuela
presente allí tiene muchas cosas que hacer, hay tierras y brazos, solo falta voluntad.
Ya los médicos y los deportistas tiene un camino recorrido, la misiones
educativas en acción, ahora faltan otros como la Gran Misión Vivienda Venezuela
o la que se encargue de eliminar los ranchos y sustituirlos por casas, pero
sobre todo el trabajo que dignifica al hombre porque como diría José Martí hace
más de un siglo atrás en su obra “Maestros Ambulantes”, que se convierte en un
apotegma para todos los tiempos:
“la única forma de ser bueno
es ser dichoso,
Ser culto es la única forma
de ser libre,
Pero en el común de la
naturaleza humana se necesita ser próspero para ser bueno”
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